sábado, 20 de septiembre de 2008

Diario de una mujer haciendo dieta

Querido Diario: Hoy comencé a hacer dieta. Preciso perder 8 kg. El médico me aconsejó escribir un diario donde debo colocar mi alimentación y hablar de mi estado de ánimo. Me siento de vuelta en la adolescencia pero estoy muy entusiasmada con todo. Por más que la dieta sea dolorosa, cuando consiga entrar en ese vestidito negro maravilloso, va a estar todo perfecto.
Primer día de dieta.Un pedazo de queso blanco. Un tazón de cereales diet. Mi humor está maravilloso. Me siento más liviana. Un leve dolor de cabeza tal vez...
Segundo día de dieta. Una ensaladita rápida. Algunas tostadas y un vaso de yoghurt. Aún me siento maravillosa. La cabeza me duele un poquito más fuerte pero no es nada que una aspirina no pueda solucionar.
Tercer día de dieta. Me desperté en el medio de la madrugada con un ruido extraño...Creí que era un ladrón, pero después de un tiempo me di cuenta que era mi estómago...Tomé un litro de té... Estuve haciendo pis el resto de la noche. Anotación: SUPRIMIR té de manzanilla.
Cuarto día de dieta.Estoy comenzando a odiar la ensalada. Me siento una vaca mascando pasto. Estoy un poco irritada, pero creo que es el tiempo... Mi cabeza parece un tambor...Mi compañera de trabajo comió una torta alemana hoy en el almuerzo. Pero yo resistí. Anotacion: Odio a mi compañera de trabajo.
Quinto día de dieta. Juro por Dios!!! que si yo veo un pedazo más de queso blanco en mi frente, vomito! Mi almuerzo: una ensalada, parecía reírse en mi cara... Preciso calmarme y volverme a concentrar. Compré una revista con Dolores Barreiro en la tapa. Mi meta. No puedo perder el foco.
Sexto día de dieta. Estoy muerta. No dormí nada y, lo poco que conseguí, soñé con un flan de vainilla. Mato por un pedazo de alfajor...
Séptimo día de dieta.Fui al médico... Adelgacé 250 gramos. Es una joda!!!!! Toda la semana comiendo pasto. Solo me faltó mugir y perdí 250 gramos! Él explicó que es normal. La mujer demora más en adelgazar, más a mi edad...¡¡¡ El Hijo de su madre me llamó gorda y vieja!!!! Anotación: Buscar otro médico.
Octavo día de dieta. Fui despertada hoy por un pollo asado. Lo juro! Él estaba en la punta de la cama, bailando can-can. Aclaracíón: Mis compañeros de trabajo me empezaron a mirar raro.
Noveno dia de dieta. Hoy no fui a trabajar. El pollo me volvió a despertar, esta vez con la danza del vientre. Pasé el día viendo tele. Existe un complot. Todos los canales son de cocina. Enseñaban a hacer tarta de frutillas, lasagna y selva negra...Anotación: Comprar otro control remoto, lo tiré por la ventana.
Décimo dia de dieta. Dolores Barreiro es una hueca!!!! ....
Décimo tercero día de dieta.La balanza no se mueve. Ella no se mueve! No perdí un mísero gramo! Comencé a reirme a carcajadas. Asustado, el médico, sugirió un psicólogo. Creo que llegó a decir psiquiatra. Será porque yo lo amenacé con un bisturí?. Anotación: No vuelvo más al médico, el pollo me dijo que es un chanta.
Décimo sexto dia. No estoy más a dieta. Enojadísima con el pollo, me lo morfé.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Estudiar después de los 60

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1023375

Ayuda a prevenir enfermedades mentales de la edad, reduce el riesgo de depresión y permite recuperar roles sociales
Comenzar la universidad en la séptima década de vida puede resultar todo un desafío, sobre todo porque lo primero que aparece son las excusas para no intentarlo, como "¿a esta edad?" o, la más frecuente, "la cabeza no me va a responder".
Sin embargo, en las aulas de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) se comprueba a simple vista que retomar el estudio a partir de los 60 no sólo rejuvenece el cerebro, sino también ayuda a prevenir enfermedades mentales de la edad, como las demencias, a reducir la depresión, a recuperar los roles sociales y a mejorar la calidad del envejecimiento.
"Tenemos una edad biológica y otra edad psicológica. La primera no la podemos modificar y a medida que avanza te siguen festejando los cumpleaños y te la recuerdan a cada rato... -bromea Eugenia Resnik, de 83 años-. Pero la otra podemos mejorarla muchísimo si tenemos voluntad."
Eugenia comenzó la universidad el año pasado; se inscribió en el curso de psicología y este año reincidió también con filosofía, un saber sobre el que confiesa que nunca había tenido un libro en la mano.
"Siempre nos queda una asignatura pendiente -asegura Eugenia al explicar por qué decidió ir a la universidad-. Mis padres fueron inmigrantes, nunca nos faltó lo imprescindible, pero con mis hermanos sólo pudimos ir a la escuela primaria. Siempre quise seguir estudiando y tener una carrera, pero no fue posible."
Desde hace diez años, la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Sociales creó la Universidad de la Tercera Edad (Unite), un programa que incluye el dictado de 36 cursos gratuitos para mayores de 60 años.
Durante un año o un cuatrimestre, unos 200 estudiantes cada año reciben contenidos de nivel académico teóricos y prácticos. Los docentes, que son los mismos que los de las carreras de grado de la UNLZ, no exigen memorizar textos y rendir exámenes, pero sí cumplir con los plazos para la entrega de los trabajos prácticos y las investigaciones.
"Los adultos mayores tienen la misma capacidad de aprendizaje que en otras épocas de la vida; las variaciones obedecen a conocimientos previos, estudios finalizados, ritmos, tiempos de cada uno, e interés y motivación por la tarea", explicó a LA NACION la licenciada en psicología Mónica Straschnoy, docente de la Unite y coautora de un estudio sobre los efectos del aprendizaje en la tercera edad, junto con la licenciada Adriana Rozanski.
Sentirse vivos
Para la investigación, las autoras elaboraron un cuestionario de 15 preguntas que les entregaron a 150 alumnos con un año de antigüedad en los cursos.
La mayoría (59%) aseguró que la motivación para inscribirse en la universidad había sido la inquietud de adquirir conocimientos, mientras que el resto mencionó el deseo de superación (18%), de compartir experiencias (10%) o simplemente curiosidad (2%), entro otros.
"Lo que los impulsa a estudiar difiere, pero lo interesante es que el énfasis no lo ponen en la productividad, como los más jóvenes, sino en la retroalimentación, en sentirse que todavía están vivos y con posibilidad de hacer cosas no para ocupar el tiempo libre, sino porque les sirven para usar en su vida diaria", explicó la licenciada Rozanski, investigadora y docente de la Unite.
Cada curso incluye una clase por semana durante un cuatrimestre o un año. El 51% prefirió un curso por vez y el resto, entre dos y cuatro. Al año, el 85% de los estudiantes reconoció tener aptitudes cognitivas y de socialización que hasta el momento ignoraba, mientras que el 90% sintió que el conocimiento le permitió "sacar más provecho de la vida" y ser "más fructíferos".
Además, el 91% aseguró que la información le permitió mejorar la calidad de vida.
"Con sólo prepararse y salir de su casa una vez por semana o más para ir a clase, la persona mayor deja de sentirse aislada y fuera del contexto social, en el que generalmente se lo margina y se le impone que a partir de cierta edad no puede hacer determinadas actividades", agregó Rozanski.
"Es casi inmediato: los alumnos revierten la desagradable imposición social de pertenecer a la clase pasiva, cuando se trata de personas con recursos cognitivos que no sólo disminuyen con el envejecimiento sino que también pueden aumentar si se los ejercita."
De hecho, la hipótesis que intentan demostrar ambas psicólogas plantea que el aprendizaje en esa población "sería condición necesaria" para mejorar su salud psicofísica.
Problemas comunes
A la Universidad de la Tercera Edad, que es una de las 19 propuestas educativas para adultos mayores que ofrecen universidades públicas y privadas del país, llegan estudiantes "reincidentes" -como ellos mismos se definen-, con distintos niveles educativos, pero dos problemas comunes: depresión y pérdida de los roles sociales.
"El ocio y la soledad son malos compañeros del ser humano, mucho más en las personas adultas mayores, en las que a veces quedan pocas reservas y comienza a aparecer el fantasma de la pérdida del sentido de la existencia", opinó Straschnoy.
Nuevas habilidades
Con los cursos, observaron las investigadoras, los adultos mejoran la adquisición de habilidades, como el pensamiento crítico, el buen humor y la adaptación a los cambios de la realidad.
En definitiva, "adquieren un lugar de interés porque muchos de ellos comienzan a dominar nuevos temas con la terminología científica respectiva. Les permiten relacionarse de una forma valiosa con sus hijos y nietos. Se los puede ver por los pasillos de la facultad, teniendo presencia y compartiendo con distintas generaciones", agregó Straschnoy.
Es más, muchos de ellos comparten esos pasillos o el bar de la facultad con sus nietos, que cursan carreras de grado en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, y hasta se los puede ver explicándoles distintos puntos de las materias a los más jóvenes.
"Hablo con mis nietos como si ellos hablaran con sus amigos -comenta Eugenia, que ya tiene cuatro bisnietos-. Eso me parece fascinante: que confíen en mí, que compartan conmigo su vida... Veo en reuniones a personas con veinte años menos que yo y si hay una persona mayor la dejan sola como a un objeto, no la consideran un sujeto. Eso es terrible."
Para Rozanski, en definitiva, "éste es un modelo que demuestra cuánto se justifica invertir en prevención y educación".
Por Fabiola Czubaj De la Redacción de LA NACION

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Un cerebro más viejo, pero más sabio

Con los años, mejora la capacidad de resignificar la información y aplicarla en otros contextos

NUEVA YORK.- Cuando las personas mayores no pueden recordar los nombres en un cóctel, tienden a pensar que su capacidad mental está declinando. Pero un creciente número de estudios sugieren que en la mayoría de los casos esa suposición es errónea. En su lugar, las investigaciones han hallado que el cerebro que envejece simplemente está asimilando más información, tratando de filtrarla a partir de un revoltijo de datos, la mayoría de las veces para su beneficio en el largo plazo. Esos estudios se analizan en la nueva edición del libro de neurología Progress in Brain Research (Progreso en la investigación sobre el cerebro) . Con los años, algunos cerebros sufren deterioro. La enfermedad de Alzheimer, por ejemplo, afecta al 13% de los norteamericanos mayores de 65 años. Pero para gran parte de los adultos mayores, según afirman los autores del citado libro, buena parte de lo que experimentan es una ampliación gradual del foco de atención, que hace más difícil retener sólo un dato, como un nombre o un número de teléfono. Y aunque pueda ser frustrante, suele ser beneficioso. "Quizá la «distractibilidad», de hecho, no sea algo malo -dijo Shelley H. Carson, investigadora en psicología de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, cuyos estudios son citados en el libro-. Quizás incrementa la cantidad de información disponible para la mente consciente." Por ejemplo, en estudios en los que a los sujetos se les pedía que leyeran textos que eran interrumpidos por palabras o frases inesperadas, los adultos de 60 o más años se desempeñaban mucho más lentamente que estudiantes secundarios. Si bien los estudiantes recorrían el texto a una velocidad constante sin importar qué significaban esas palabras fuera de lugar, las personas mayores se demoraban más cuando esas palabras estaban relacionadas con el tópico del texto. Eso indica que no sólo tropezaban con la información extra, sino que la tomaban y la procesaban. Cuando más tarde a ambos grupos se les hicieron preguntas para las cuales esas palabras fuera de lugar podían ser las respuestas, los adultos mayores respondieron mucho mejor que los estudiantes. "Para las personas jóvenes, es como si esas distracciones nunca hubieran ocurrido -dijo una de los autoras de la revisión, Lynn Hasher, profesora de psicología de la Universidad de Toronto, Canadá, e investigadora del Instituto de Investigación Rotman-. Pero los adultos mayores, como habían retenido esos datos extra, ahora resultan ser mejores para resolver problemas. Pueden transferir la información que tomaron de una situación a otra." Detalles insignificantes Este tipo de tendencias pueden reportar grandes ventajas para el mundo real, donde no siempre está claro cuál es la información importante o cuál se volverá importante. Un indicio en un memo aparentemente insignificante puede tomar un nuevo significado si los planes originales cambian. O detalles extra que capturan la atención, como la reacción de los otros, puede ayudar a evaluar el impacto real de un orador. "Un amplio rango de atención puede hacer que las personas mayores sean capaces de saber, en definitiva, más de una situación o sobre los mensajes indirectos de lo que está sucediendo que sus compañeros más jóvenes -dijo la doctora Hasher-. Creemos que esta característica quizá tenga un papel significativo respecto de por qué pensamos que las personas mayores son sabias." En un estudio realizado en Harvard en 2003, la doctora Carson y otros investigadores evaluaron la capacidad de los estudiantes de descartar la información irrelevante cuando se los exponía a una catarata de estímulos. Cuanto más creativos se pensaba que eran los estudiantes -lo que había sido determinado por un cuestionario sobre sus logros previos-, más problemas tenían para ignorar los datos no requeridos. Una capacidad reducida para filtrar y establecer prioridades, concluyeron los científicos, puede contribuir al pensamiento original. Creatividad y sabiduría Este fenómeno, dijo la doctora Carson, suele estar asociado a una reducida actividad en una región cerebral llamada corteza prefrontal. Los estudios han hallado que las personas que sufren lesiones o enfermedades que reducen la actividad de esa región se vuelven más interesadas por actividades creativas. Jacqui Smith, profesora de psicología e investigadora del Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, que no participó de los estudios citados, dijo que existe una palabra para aquello que resulta cuando la mente es capaz de asimilar información y ponerla en su lugar adecuado: sabiduría. "Estos hallazgos concuerdan en todo con el contexto que estamos construyendo para lo que llamamos sabiduría -dijo-. Si las personas mayores están obteniendo más información de una situación y son capaces de combinarla con su comparativamente mayor depósito de conocimiento, van a tener una agradable ventaja."
Por Sara Reistad-Long De The New York Times

lunes, 15 de septiembre de 2008

El tango como terapia contra el estrés

Como parte de un tratamiento cada vez más difundido, ha demostrado ser útil para combatir la ansiedad y la depresión.Fulvia Mendes, comerciante rosarina, de 46 años, decidió participar en un grupo de tangoterapia a principios de 2007. "Asistí al taller por trastornos de ansiedad -recordó-. Al bailar, noté que el contacto con el otro era una dificultad que yo tenía, ya que me resultaba imposible dejarme llevar por mi compañero, factor indispensable en el tango. La ansiedad me hacía no respetar el tiempo de espera para marcar los pasos; me apresuraba, y así rompía el tiempo y la armonía. El cuerpo contaba lo que nos estaba pasando; lo podíamos ver y sentir." Luego de bailar, comenzaba la charla grupal. "Todos teníamos algo para decir, ya fuera propio o de nuestros compañeros, que resultaban ser el espejo de las dificultades que nos costaba asumir como propias." Al cabo de unos meses de participar en el grupo, Fulvia se sintió aliviada y con herramientas para evitar cuadros de ansiedad generalizada. Si bien el tango es una danza, a juzgar por los resultados de quienes incursionan en la tangoterapia, es también un eficaz método terapéutico para aliviar el estrés, la ansiedad y superar estados depresivos. Como el caso de Mendes, cada vez más personas se animan a participar en esta técnica en diversos centros del país. Así es como la Asociación Civil y Cultural Sentimiento Tango organizó el Primer Congreso Internacional de Tangoterapia, que culmina hoy en la ciudad de Rosario. Según los profesionales consultados, la tangoterapia es una técnica terapéutica catalizadora del desarrollo personal, un método de exploración de los recursos personales y un potenciador de las capacidades de cada persona, a través del uso de la metáfora diagnóstica para arribar a conclusiones y llevar a cabo la acción terapéutica. Es un lugar de intercambios humanos y de juego, de vínculos con sentido y trascendencia, dentro del marco de una vivencia estética y creativa singular. El doctor Federico Trossero, médico con formación en psiquiatría biológica y psicoterapeuta, autor del libro Tango- terapia y bailarín de tango, comentó que quienes realizan tangoterapia por problemas como ansiedad, estrés y depresión pueden verse beneficiados por varios factores. Según Trossero, bailar tango permite disminuir los niveles de la hormona liberadora de corticotrofina (CRH, por sus siglas en inglés), un mediador muy importante del estrés, que cuando está aumentado puede generar reacciones en todo el organismo, desde hipertensión hasta destrucción de neuronas del hipocampo, cuya consecuencia son trastornos en la memoria. Si se baila el tango en forma regular, mejora la salud cardiovascular; además, disminuye el colesterol e incide en el estado anímico al provocar "estrés positivo". Estas fueron algunas de las conclusiones acerca de la influencia sobre la salud que produce este baile. Es el resultado de una investigación dirigida por el cardiólogo Roberto Peidro, director del Centro de Vida de la Fundación Favaloro, y su colega Ricardo Edgar Comasco, quienes publicaron el libro Con el corazón en el tango . Los investigadores diseñaron un protocolo de investigación para medir determinados valores respiratorios y cardíacos mientras que se bailaba el tango. Luego compararon esos resultados con las variaciones que se producía cuando hacían ejercicios sobre una cinta deslizante y los resultados fueron altamente positivos para quienes practicaban el baile. A partir de la publicación de dicho trabajo, la aplicación del tango en los tratamientos ha interesado a profesionales de Finlandia, Canadá, Japón, Colombia y Rusia, entre otros. El doctor Comasco, médico especialista en urología, tuvo a su cargo la charla inaugural en el congreso de Rosario. Para el experto, el baile de tango es una actividad física con un alto componente psicosocial y sentimental que brinda la posibilidad de "verse y sentirse mejor". La importancia reside en procurar la ejecución de esfuerzos de intensidad moderada en forma frecuente. "Cuando bailamos un baile de abrazo intenso, como el tango, se produce en el cerebro la hormona oxitocina, llamada también hormona del amor, que baja los niveles de la CRH y trae esa sensación de tranquilidad y bienestar, como la que genera estar con la persona amada, combatiendo la ansiedad y el estrés", afirmó Trossero. Según el especialista, el cuerpo, en el baile de tango puede expresar las penas, las angustias, las alegrías, los miedos... El abrazo puede generar una sensación de protección y contención. El ser reconocido y pertenecer al grupo mejora la autoestima. "Es notable observar cómo algunos que llegan sin interés por sus cuidados personales, al poco tiempo se sienten bien, se arreglan y reanudan su vida social. Es justamente la pérdida de la autoestima uno de los síntomas capitales de la depresión." Comasco destacó que bailar tango produce múltiples beneficios: ayuda a aliviar y a disminuir los síntomas de la ansiedad y la depresión; mejora el estado de humor; aumenta el entusiasmo y el optimismo. También disminuye el estrés mental y aumenta la sensación de bienestar por la liberación de endorfinas. Por otra parte, se comprobó que la actividad física a través del baile de tango, por sus connotaciones psicosociales y emocionales, colabora en el mantenimiento de una vida sexual plena. "En el ejercicio, se liberan compuestos químicos del cerebro, responsables de la sensación de bienestar: las beta endorfinas, sustancias del propio organismo. El aumento de estas sustancias en el cerebro, se producen con tan sólo 20 minutos de ejercicio aeróbico y sus efectos benéficos pueden llegar a durar mucho tiempo después", aclaró Comasco. Para el experto, la actividad física disminuye el grado de agresividad, ira, ansiedad, angustia y depresión. También estimula el manejo positivo de la autoestima y posibilita una mejor predisposición a la integración social. Fulvia recomienda con entusiasmo la tangoterapia a todas las personas con depresión, estrés, ansiedad o incluso fobias. "Si bien bailar el tango es una actividad lúdica, también se trata de una forma de terapia absolutamente enriquecedora, disparadora de conocimiento de traumas, obsesiones y dificultades", concluyó.
Por Julieta Bravo Para LA NACION

domingo, 14 de septiembre de 2008

La Vida con Humor






Para mayores de 40 (Eduardo Galeano)

Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.No hace tanto, los papás lavaban los pañales de los críos, los colgaban en la cuerda junto a otra ropita, los planchaban, los doblaban y los preparaban para que los volvieran a ensuciar. Y los hijos no se enfermaban por eso.Y ellos, ape nas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar las cosas. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables!.No, yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra.Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto.Lo que pasa es que aun no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los quesos o jamones!¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después!La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, el cucharón sope ro y hasta las fuentes de loza.Ahora todo se rompe , se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo, para que tengamos que cambiarlo.Nada se repara.¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de las Nike?¿Alguien ha visto a algún colchonero remendando sommiers casa por casa?¿Quién arregla los cuchillos eléctricos?.. ¿El afilador o el electricista?¿y las sartenes y ollas de teflon?Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más basura.El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. Antes, los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban.Soy al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', y ahora todos dice 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'... Mi cabeza no da pa tanto.Ahora mis hijos y sus amigos no sólo cambian de celular una vez por mes, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre. Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpe tas de primaria y no sé cómo no guardamos la primera caquita. Entonces ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos... ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!!¡¡Guardábamos las chapitas de las gaseosas!! ...¡¿Cómo para qué?!Primero que era 'la pelota' mas facil de conseguir. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer instrumentos musicales. ¡y claro, para los trompos!¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: pero entre tanta cosa guardada tambien estaban las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceros que algún día podíamos necesitar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, tapas sin lapicero, lapiceros sin tapa y que ni pintaban. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor.Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos como recargar los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas o cuchillas. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave.¡Y las pilas!!!!!! Las pilas pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más... antes de em pe zar a mascarlas y exprimirles su ultima energia. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil.Las cosas no eran desechables. Eran guardables.¡¡¡Los diarios!!!Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne... porque asi entregaban la carne en el mercado... envuelta en el diario!!! .. y nadie se enfermaba por eso!!Y guardábamos el pa pel plateado de los chocolates y de los cigarros.Y las páginas del almanaque para hacer cuadros y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las hipodermicas o los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención.Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas pierden brillo o aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada... ¡¡¡ni a Walt Disney!!!Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pe ro, nica que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de gaseosas se volvieron teléfonos usando un pabilo. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las conchas de abanico del almuerzo o las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos es pe raron encontrarse con una botella.Y hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; pues también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. de hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte a penas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a mi mujer como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva.Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que mi mujer me gane de mano y sea yo el entregado.

Escribió Magdalena