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jueves, 17 de septiembre de 2009

Mi abuela está loca

Tiene el pelo largo, suelto, teñido de colores, siempre está inventando canciones y bailando, le da lo mismo que sea una canción de los "Rolling", de "Salsa" o lo último de "Maddona".
Le encantan las computadoras, que maneja a la perfección.
Su buzón de Internet, está permanentemente plagado, de mensajes de personas, de todos los países y de todas las edades, amigos que ha ido encontrando en sus múltiples incursiones por el mundo cibernético.
Ella siempre dice que el progreso, nos llevará a los jóvenes,
por el camino de la paz.
En este mundo, que nos pintan gris, que nos filman destruido, ella dice que nosotros, los niños del 2000, tenemos en nuestras manos el planeta y no debemos permitir, que los adultos nos lo dejen hecho un estropajo

viernes, 31 de octubre de 2008

Usar internet estimularía el cerebro de los adultos de edad madura y mayores

WASHINGTON.- Científicos estadounidenses descubrieron que las personas de edad madura y mayores que realizaban regularmente búsquedas en internet estimulaban más centros claves del cerebro que controlan el proceso de decisión y razonamiento complejo, según un estudio.
Estas observaciones muestran que las actividades que consisten en realizar búsquedas en internet podrían contribuir a estimular las funciones cerebrales o incluso mejorarlas, explican estos investigadores de la Universidad de California en los Angeles, cuyos trabajos fueron divulgados en la última edición del American Journal of Geriatric Psychiatry.
Los autores del estudio trabajaron con 24 personas neurológicamente normales, de 55 a 76 años. La mitad de ese grupo tenía experiencia en la búsqueda en internet, mientras el que el otro 50% no tenía.
La distribución según edad, nivel de formación y sexo era similar en los dos grupos.Los participantes del estudio leían o buscaban en la red mientras su cerebro era sometido a un escáner de imagen por resonancia magnética.
El escáner registró cambios en los circuitos del cerebro durante estas actividades. Este sistema detecta la intensidad de las reacciones de las células cerebrales midiendo el nivel del flujo sanguíneo durante las búsquedas realizadas por el grupo que usaba internet y los que se entregaban a la lectura.
Todos los participantes mostraron una clara actividad cerebral durante estas tareas de lectura, incluyendo una activación de los centros del lenguaje, de la lectura, de la memoria y de la visión, situados en las regiones temporal, parietal y occipital del cerebro.Pero los investigadores notaron una gran diferencia en los que hacían búsquedas en internet.
Estas personas registraron un aumento de la actividad en las regiones frontal y temporal, así como en la circunvolución cingular del cerebro, que controla el proceso de decisión y los razonamientos complejos.
"La búsqueda en internet estimula actividades complejas del cerebro que podrían contribuir a hacer trabajar el cerebro y a mejorar su funcionamiento", indicó el Dr Gary Small, el principal autor del estudio y director del Centro de investigación sobre la memoria y el envejecimiento de la Universidad de California (UCLA).

jueves, 18 de septiembre de 2008

Estudiar después de los 60

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1023375

Ayuda a prevenir enfermedades mentales de la edad, reduce el riesgo de depresión y permite recuperar roles sociales
Comenzar la universidad en la séptima década de vida puede resultar todo un desafío, sobre todo porque lo primero que aparece son las excusas para no intentarlo, como "¿a esta edad?" o, la más frecuente, "la cabeza no me va a responder".
Sin embargo, en las aulas de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) se comprueba a simple vista que retomar el estudio a partir de los 60 no sólo rejuvenece el cerebro, sino también ayuda a prevenir enfermedades mentales de la edad, como las demencias, a reducir la depresión, a recuperar los roles sociales y a mejorar la calidad del envejecimiento.
"Tenemos una edad biológica y otra edad psicológica. La primera no la podemos modificar y a medida que avanza te siguen festejando los cumpleaños y te la recuerdan a cada rato... -bromea Eugenia Resnik, de 83 años-. Pero la otra podemos mejorarla muchísimo si tenemos voluntad."
Eugenia comenzó la universidad el año pasado; se inscribió en el curso de psicología y este año reincidió también con filosofía, un saber sobre el que confiesa que nunca había tenido un libro en la mano.
"Siempre nos queda una asignatura pendiente -asegura Eugenia al explicar por qué decidió ir a la universidad-. Mis padres fueron inmigrantes, nunca nos faltó lo imprescindible, pero con mis hermanos sólo pudimos ir a la escuela primaria. Siempre quise seguir estudiando y tener una carrera, pero no fue posible."
Desde hace diez años, la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Sociales creó la Universidad de la Tercera Edad (Unite), un programa que incluye el dictado de 36 cursos gratuitos para mayores de 60 años.
Durante un año o un cuatrimestre, unos 200 estudiantes cada año reciben contenidos de nivel académico teóricos y prácticos. Los docentes, que son los mismos que los de las carreras de grado de la UNLZ, no exigen memorizar textos y rendir exámenes, pero sí cumplir con los plazos para la entrega de los trabajos prácticos y las investigaciones.
"Los adultos mayores tienen la misma capacidad de aprendizaje que en otras épocas de la vida; las variaciones obedecen a conocimientos previos, estudios finalizados, ritmos, tiempos de cada uno, e interés y motivación por la tarea", explicó a LA NACION la licenciada en psicología Mónica Straschnoy, docente de la Unite y coautora de un estudio sobre los efectos del aprendizaje en la tercera edad, junto con la licenciada Adriana Rozanski.
Sentirse vivos
Para la investigación, las autoras elaboraron un cuestionario de 15 preguntas que les entregaron a 150 alumnos con un año de antigüedad en los cursos.
La mayoría (59%) aseguró que la motivación para inscribirse en la universidad había sido la inquietud de adquirir conocimientos, mientras que el resto mencionó el deseo de superación (18%), de compartir experiencias (10%) o simplemente curiosidad (2%), entro otros.
"Lo que los impulsa a estudiar difiere, pero lo interesante es que el énfasis no lo ponen en la productividad, como los más jóvenes, sino en la retroalimentación, en sentirse que todavía están vivos y con posibilidad de hacer cosas no para ocupar el tiempo libre, sino porque les sirven para usar en su vida diaria", explicó la licenciada Rozanski, investigadora y docente de la Unite.
Cada curso incluye una clase por semana durante un cuatrimestre o un año. El 51% prefirió un curso por vez y el resto, entre dos y cuatro. Al año, el 85% de los estudiantes reconoció tener aptitudes cognitivas y de socialización que hasta el momento ignoraba, mientras que el 90% sintió que el conocimiento le permitió "sacar más provecho de la vida" y ser "más fructíferos".
Además, el 91% aseguró que la información le permitió mejorar la calidad de vida.
"Con sólo prepararse y salir de su casa una vez por semana o más para ir a clase, la persona mayor deja de sentirse aislada y fuera del contexto social, en el que generalmente se lo margina y se le impone que a partir de cierta edad no puede hacer determinadas actividades", agregó Rozanski.
"Es casi inmediato: los alumnos revierten la desagradable imposición social de pertenecer a la clase pasiva, cuando se trata de personas con recursos cognitivos que no sólo disminuyen con el envejecimiento sino que también pueden aumentar si se los ejercita."
De hecho, la hipótesis que intentan demostrar ambas psicólogas plantea que el aprendizaje en esa población "sería condición necesaria" para mejorar su salud psicofísica.
Problemas comunes
A la Universidad de la Tercera Edad, que es una de las 19 propuestas educativas para adultos mayores que ofrecen universidades públicas y privadas del país, llegan estudiantes "reincidentes" -como ellos mismos se definen-, con distintos niveles educativos, pero dos problemas comunes: depresión y pérdida de los roles sociales.
"El ocio y la soledad son malos compañeros del ser humano, mucho más en las personas adultas mayores, en las que a veces quedan pocas reservas y comienza a aparecer el fantasma de la pérdida del sentido de la existencia", opinó Straschnoy.
Nuevas habilidades
Con los cursos, observaron las investigadoras, los adultos mejoran la adquisición de habilidades, como el pensamiento crítico, el buen humor y la adaptación a los cambios de la realidad.
En definitiva, "adquieren un lugar de interés porque muchos de ellos comienzan a dominar nuevos temas con la terminología científica respectiva. Les permiten relacionarse de una forma valiosa con sus hijos y nietos. Se los puede ver por los pasillos de la facultad, teniendo presencia y compartiendo con distintas generaciones", agregó Straschnoy.
Es más, muchos de ellos comparten esos pasillos o el bar de la facultad con sus nietos, que cursan carreras de grado en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, y hasta se los puede ver explicándoles distintos puntos de las materias a los más jóvenes.
"Hablo con mis nietos como si ellos hablaran con sus amigos -comenta Eugenia, que ya tiene cuatro bisnietos-. Eso me parece fascinante: que confíen en mí, que compartan conmigo su vida... Veo en reuniones a personas con veinte años menos que yo y si hay una persona mayor la dejan sola como a un objeto, no la consideran un sujeto. Eso es terrible."
Para Rozanski, en definitiva, "éste es un modelo que demuestra cuánto se justifica invertir en prevención y educación".
Por Fabiola Czubaj De la Redacción de LA NACION

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Un cerebro más viejo, pero más sabio

Con los años, mejora la capacidad de resignificar la información y aplicarla en otros contextos

NUEVA YORK.- Cuando las personas mayores no pueden recordar los nombres en un cóctel, tienden a pensar que su capacidad mental está declinando. Pero un creciente número de estudios sugieren que en la mayoría de los casos esa suposición es errónea. En su lugar, las investigaciones han hallado que el cerebro que envejece simplemente está asimilando más información, tratando de filtrarla a partir de un revoltijo de datos, la mayoría de las veces para su beneficio en el largo plazo. Esos estudios se analizan en la nueva edición del libro de neurología Progress in Brain Research (Progreso en la investigación sobre el cerebro) . Con los años, algunos cerebros sufren deterioro. La enfermedad de Alzheimer, por ejemplo, afecta al 13% de los norteamericanos mayores de 65 años. Pero para gran parte de los adultos mayores, según afirman los autores del citado libro, buena parte de lo que experimentan es una ampliación gradual del foco de atención, que hace más difícil retener sólo un dato, como un nombre o un número de teléfono. Y aunque pueda ser frustrante, suele ser beneficioso. "Quizá la «distractibilidad», de hecho, no sea algo malo -dijo Shelley H. Carson, investigadora en psicología de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, cuyos estudios son citados en el libro-. Quizás incrementa la cantidad de información disponible para la mente consciente." Por ejemplo, en estudios en los que a los sujetos se les pedía que leyeran textos que eran interrumpidos por palabras o frases inesperadas, los adultos de 60 o más años se desempeñaban mucho más lentamente que estudiantes secundarios. Si bien los estudiantes recorrían el texto a una velocidad constante sin importar qué significaban esas palabras fuera de lugar, las personas mayores se demoraban más cuando esas palabras estaban relacionadas con el tópico del texto. Eso indica que no sólo tropezaban con la información extra, sino que la tomaban y la procesaban. Cuando más tarde a ambos grupos se les hicieron preguntas para las cuales esas palabras fuera de lugar podían ser las respuestas, los adultos mayores respondieron mucho mejor que los estudiantes. "Para las personas jóvenes, es como si esas distracciones nunca hubieran ocurrido -dijo una de los autoras de la revisión, Lynn Hasher, profesora de psicología de la Universidad de Toronto, Canadá, e investigadora del Instituto de Investigación Rotman-. Pero los adultos mayores, como habían retenido esos datos extra, ahora resultan ser mejores para resolver problemas. Pueden transferir la información que tomaron de una situación a otra." Detalles insignificantes Este tipo de tendencias pueden reportar grandes ventajas para el mundo real, donde no siempre está claro cuál es la información importante o cuál se volverá importante. Un indicio en un memo aparentemente insignificante puede tomar un nuevo significado si los planes originales cambian. O detalles extra que capturan la atención, como la reacción de los otros, puede ayudar a evaluar el impacto real de un orador. "Un amplio rango de atención puede hacer que las personas mayores sean capaces de saber, en definitiva, más de una situación o sobre los mensajes indirectos de lo que está sucediendo que sus compañeros más jóvenes -dijo la doctora Hasher-. Creemos que esta característica quizá tenga un papel significativo respecto de por qué pensamos que las personas mayores son sabias." En un estudio realizado en Harvard en 2003, la doctora Carson y otros investigadores evaluaron la capacidad de los estudiantes de descartar la información irrelevante cuando se los exponía a una catarata de estímulos. Cuanto más creativos se pensaba que eran los estudiantes -lo que había sido determinado por un cuestionario sobre sus logros previos-, más problemas tenían para ignorar los datos no requeridos. Una capacidad reducida para filtrar y establecer prioridades, concluyeron los científicos, puede contribuir al pensamiento original. Creatividad y sabiduría Este fenómeno, dijo la doctora Carson, suele estar asociado a una reducida actividad en una región cerebral llamada corteza prefrontal. Los estudios han hallado que las personas que sufren lesiones o enfermedades que reducen la actividad de esa región se vuelven más interesadas por actividades creativas. Jacqui Smith, profesora de psicología e investigadora del Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, que no participó de los estudios citados, dijo que existe una palabra para aquello que resulta cuando la mente es capaz de asimilar información y ponerla en su lugar adecuado: sabiduría. "Estos hallazgos concuerdan en todo con el contexto que estamos construyendo para lo que llamamos sabiduría -dijo-. Si las personas mayores están obteniendo más información de una situación y son capaces de combinarla con su comparativamente mayor depósito de conocimiento, van a tener una agradable ventaja."
Por Sara Reistad-Long De The New York Times

martes, 5 de agosto de 2008

Entrena Tu Mente


A partir de los 50 se recomienda hacer gimnasia intelectual. Entrena tu mente como cualquier parte del cuerpo. El cerebro debe ejercitarse para que no se oxide.
Si a medida que cumplimos años nos esmeramos en cuidar nuestra alimentación, hacer ejercicio y llevar una vida lo más saludable posible, a la mente no podemos olvidarla.
Requiere la misma atención para conseguir frenar el deterioro del sistema nervioso y para ello se recomiendan una serie de ejercicios que activen nuestra mente y la mantengan joven, por ej.: - Leer y estar informado. También hablar y debatir sobre asuntos relevantes.- El saber tiene los límites que nosotros le pongamos, y no lo podremos ampliar sin entrenar las capacidades intelectuales: percepción, atención, memoria, razonamiento. Para ello, practica deportes, lee, escribe, haz manualidades, pasatiempos, jugar a cartas… - Una alimentación y vida saludables repercuten en todas las partes del cuerpo, por ello, cuidar nuestro organismo es cuidar el cerebro.- Hacer crucigramas o el juego de palabras cruzadas, sopas de letras, sudokus o autodefinidos. Siguiendo estos consejos nuestra mente se mantendrá joven y activa.